Esta afirmación, aplicada al universo del packaging específicamente tiene algunas excepciones.
Por ejemplo
Días atrás, profesionales de la salud del Hospital de Pediatria J.P Garrahan, nos acercaron la siguiente inquietud: “los barbijos N95, utilizados por el personal médico y de enfermería a raíz de la pandemia COVID19 , no son descartables sino después de varios usos y su manipulación conlleva riesgo.
El profesional debe guardar el mismo luego de cada uso en un contenedor propio que proteja el barbijo de aplastamientos y golpes y, lo más importante, que pueda colocarse dentro del contenedor sin manipularlo, principalmente sin tocar el filtro que es la zona más expuesta a la contaminación viral.
Con estas pautas se desarrolló con la participación del DI Ricardo Tauil, gerente de Calidad de Guedikian y el Ing Juan Marletto del IAE, una caja telescópica en cartulina que cumple con los objetivos requeridos.
El médico o enfermera, con el barbijo colocado, ubica la caja abierta frente a él. Retira primero la banda elástica inferior y la pasa por el exterior de la caja. Repite el procedimiento con la banda superior y aleja la caja.
De este modo el barbijo queda ubicado en el interior del contenedor, suspendido y firmemente sujetado por las bandas elásticas. Coloca a continuación la tapa de la caja. El profesional no toca el filtro del barbijo durante la operación y este queda perfectamente protegido. Puede además rotular la caja para identificar su pertenencia.
La colocación se realiza recorriendo el camino inverso.
Un aporte más de los envases a nuestro complicado momento actual.