Smithers Pira, en su estudio “The future of flexible packaging to 2024”, afirma que en los últimos 10 años, el envase flexible ha duplicado su tamaño de mercado, alcanzando un valor de USD 228 mil millones en 2019, y que este seguirá creciendo a una tasa anual promedio de 3,3 %, llegando a USD 269 mil millones en 2024.
Por su parte, en América Latina, el plástico flexible representa el 27 % del total de envases, constituyéndose en el principal material de envase en la industria latinoamericana (ver Figura 1).
Según Tom Egan, vicepresidente de servicios a la industria de The Association for Packaging and Processing, estas son las tendencias más destacadas en materia de envases flexibles para 2020:
Oportunidades en el segmento de snacks
No es sorprendente que los envases flexibles estén creciendo en el mercado de snacks, ya que los paquetes de una sola porción ofrecen un mayor control de porciones y facilidad de uso. Cuando no se opta este formato, los consumidores están comprando bolsas y envases de varias porciones con tecnología de sellado para mantener la frescura del producto.
Los envases flexibles también permiten la diferenciación en el punto de venta ya que, debido a su diseño delgado, se puede aprovechar mejor el espacio en las estanterías, exhibiendo un mayor número de productos en comparación con los empaques rígidos.
Además, las propiedades irrompibles y livianas de las bolsas significan que son más fáciles de transportar, manipular, almacenar y reponer sin riesgo de romper los contenedores.
Retos para el futuro de la industria de envases flexibles
Mintel, en su reporte “Global Packaging Trends 2020” analizó los retos que enfrenta la industria para seguir creciendo, y todos van en sintonía con la sostenibilidad. Estos son los más importantes:
El envase sostenible será reemplazado por envase responsable, un enfoque práctico que puede ser promovido y defendido por las marcas y entendido claramente por los consumidores para actuar en ese sentido.
Las marcas deben evaluar las opciones de materiales y encontrar la más adecuada para la aplicación, la ocasión y el momento en el tiempo.
Una de las alternativas más responsables es comunicar con claridad qué tipo de material tiene el envase y cuál debe ser la manera de disponerlo. El conocimiento por parte del consumidor de los términos y la tecnología puede generar decisiones de compra más responsables.
La próxima década será la del consumo consciente, no ostentoso. El enfoque será de colaboración, responsabilidad y de intercambio de la propiedad intelectual para un mayor bienestar. Los consumidores estarán hambrientos de liderazgo demostrable para el cambio en el medio ambiente y la ética, premiando a las empresas que implementen medidas responsables en sostenibilidad con las mejores prácticas.